Primero la cocina, después el resto de la casa

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A la hora de planificar su nueva casa, que está construyendo en Vicente López, María Inés Alonso sólo tenía una prioridad: la cocina. Igual que Miriam Pujas, que se mudó hace seis años de un dúplex a una casa. Aunque la reforma fue integral, destinó casi todo el esfuerzo y gran parte del dinero en reformar lo que ella define "el lugar más importante". ¿Cuál? Sí, la cocina.
Y Lorena Menéndez Ohan se convirtió en arquitecta por el amor a? la cocina, el ambiente en el que pasaba horas con su abuela haciendo recetas y charlando, compartiendo historias y anécdotas. Hoy Lorena se encarga de dotar a las cocinas de protagonismo -de hecho, se especializa en renovar ese ambiente- con la esperanza de que las familias experimenten lo que ella sentía cuando estaba en la cocina de su abuela.
Históricamente olvidada, generalmente oculta e injustamente apartada, la cocina está teniendo su revancha, de la mano de una tendencia arquitectónica, pero sobre todo social, que hoy la ubica en el centro del hogar. No sólo es el punto de reunión con la familia y amigos, sino también representa un elemento decisorio al momento de comprar una casa, y es uno de los ambientes que más se reforman y donde más plata se gasta al reciclar. Claro, también es, junto con los baños, el ambiente que más rápido "envejece", lo que obliga siempre a modificarlo.
"En la mayor parte de las casas de clase media, la cocina era lo menos apreciado, lo que siempre estaba al fondo. Cocinar era una función menor. Décadas atrás ningún chico se atrevía a anunciarles a sus padres que sería cocinero -recuerda el arquitecto Rodolfo Livingston-. Hoy, en cambio, la cocina es determinante en el momento de elegir una casa. El problema es que casi todas son chicas y tienen poca mesada."
"Para comprender la variación del área cocina hay que situarse en Buenos Aires a fines del siglo XIX, donde no había electricidad, el agua provenía de aljibes o era recogida de las lluvias, y la cocción era de carbón o leña -dice la arquitecta Menéndez Ohan-. Con estas limitaciones, el trabajo en la cocina era lento y, por lo general, requería de gran cantidad de personal. Por eso el espacio para cocinar estaba en un extremo de la propiedad, para evitar que el humo, el ruido, el olor a comida invadiera el área publica y privada." Pero hoy la situación es muy distinta: "En la actualidad, la cocina es el núcleo del hogar, es donde compartís tiempo en familia, una charla con amigos, donde leés el diario mientras tomás el desayuno o preparás la comida para tus seres queridos -dice Menéndez Ohan-. Por eso, es un ambiente que requiere de funcionalidad, estética y practicidad".
En su libro Cirugía de casas Livingston también reconoce a la cocina como el lugar donde más se está, el lugar preferido de reunión, el corazón de la casa. "Pero esa tendencia natural se ve frustrada en las viviendas urbanas argentinas, cuyas cocinas son invariablemente estrechas y están ubicadas en el sitio menos favorecido de la casa. Podría atribuirse esto a la falta de espacio, pero no es así, porque ocurre también en viviendas de 300 metros cuadrados."
De hecho, cuando Miriam se mudó, lo primero que observó fue que la cocina era chica en relación con el resto de la casa. "No me gustó, estaba como encajonada. Yo venía de una cocina más grande y la prioridad fue ampliarla y reformarla -recuerda-. Quería sobre todo que se integrara al exterior con el jardín y la galería, y dentro de casa, hacia el comedor. Buscaba que fuera protagonista."
Con la ayuda de una arquitecta, Miriam hizo una ampliación hacia el jardín, puso puertas corredizas, cambió la posición de las bachas para tener vista hacia el verde mientras lavaba los platos, y colocó un horno empotrado. "Es el espacio común de la familia. El living no lo usamos, está reservado a reuniones especiales. En la cocina pusimos una pantalla y nos juntamos a ver los partidos", cuenta.
María Inés no escatima a la hora de diseñar su cocina. Se entusiasma con una heladera de doble puerta y un horno también doble, que va a estrenar, y con un vajillero con vidrio para que se luzca la vajilla, una de sus debilidades. Sabe que es el lugar de reunión y convivencia familiar, por eso su insistencia en que sea grande, lindo y acogedor. "En la cocina se estudia, se come, me junto con mis amigas a tomar mate. El comedor ya no se usa, todo pasa por la cocina. Por eso tiene que haber una mesa grande y sillas cómodas y una vajilla linda, alegre. Me encantan los colores", cuenta María Inés.
Quienes visitan la casa de Marina, diseñadora de zapatos de 32 años, quedan maravillados con su cocina, un proyecto de Menéndez Ohan. Piso blanco, isla enchapada en wengue en contraste, campana y zócalos en acero inoxidable, mesadas por doquier, muebles a medida y laqueados, heladera doble color acero y luz natural por los cuatro costados. "La cocina era lo más importante para ellos", contó la arquitecta.
A la hora de definir qué es lo que se privilegia de una cocina, Livingston no duda: "Amplitud, mesada abundante y ventana hacia un verde. Recuerdo que una clienta a la que le había hecho una reforma me dijo: «¿Sabés lo que más me gusta de esta cocina? El pino que está allá.»"
Menéndez Ohan asegura que la clave de un buen envejecimiento de la cocina es no atarse a modas. "Tratamos de generar espacios simples, funcionales y atemporales", afirma.
 Publicado por: La Nacion
 

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